7 de octubre de 2009

CAPITULO 185 PROHIBIDO PROHIBIR. 1 DE MAYO DEL 77

CAPITULO 185 EN LAS FIESTAS PAELLA.
La manifestación del uno de mayo de 1977 pasa por la vida de nuestros Alcántara allanando un importante camino que no tiene marcha atrás. A pesar del empeño de unos pocos de frenar todo lo logrado, la tan ansiada Democracia o más bien las ganas de libertad se imponen y llenan de energía a los personajes para reivindicarla con más convencimiento que nunca. Es bonito observar cómo se autoconvence cada uno para acudir o no a dicha manifestación, que se antojaba desde un principio peligrosa y muy represiva:


Algunos se quedan en casa ,como le ocurre a Paquita, embarazada y no muy comprometida con la causa de su Miguel a menos que tuviese que protegerle. Ramón no quiere líos, Herminia mucho menos, y otros simplemente están al margen y nos hacen reir con sus historias como son los casos de Françoise y su Bisonte (Vicente), Valentina y su Matamulas y Pili y su Ladrón.

Sin embargo, otros sí que van. Antonio, en base al peligro que suponía, no quería complicarse la vida. Es Ochotorena el que le da el ejemplo que necesitaba para acudir, eso sí, desde el “centro, centro, centro”. Es lo que tiene Antonio, muchas veces necesita este tipo empujones. A su vez, descubre que este Ochotorena tiene historial ya que estuvo en la cárcel y conocía a don Pablo. Se sorprende cuando Antonio le cuenta que le conoce. A pesar de ello, me parece que es de fiar y le asesora bien.

Quién también duda si acudir a la protesta es Merche. Al final es una asamblea en la Universidad la que le deja las ideas claras y con un afán más reivindicativo que el de su marido. Se convence con el “Prohibido prohibir” que allí declamaron. “No hay derecho” decía la Milano.

Finalmente, el matrimonio va a la manifestación ocultándoselo a todo el mundo para evitar el dichoso "qué dirán" y no dar ese ejemplo a sus hijos. Lo que no pensaron es que Carlos se sientese orgulloso de ellos después de pescarles en su mentirijilla. “Fue todo el mundo, jóvenes viejos, padres…madres…” les decía el muy pícaro. Y es que Carlos sí tenía claro que había que ir pero entiendió que debía dejárselo a los adultos, todo tiene su momento. Especialmente a uno; ese día su viejo jefe del cine le deja a cargo de la proyección porque que no sabía si iba a regresar entero y a tiempo de la manifestación. Carlos descubre aquí que hasta en la propia falange tuvieron sus más y sus menos con Franco y algunos viejos falangistas declarados, como su jefe, que no vitorearon al caudillo, acabaron también presos y fuertemente castigados.

Al contrario que los anteriores, otros personajes sí tenían las ídeas bien claras. “He ido siempre con Franco, no voy a dejar de ir ahora”. Miguel pone toda su sangre roja y sus convicciones para asistir y defender el homenaje a esos trabajadores muertos por la represión el 1 de Mayo. A su vez, su motivación se crece al pensar que todo el país esta cambiando y que ni mucho menos en ese momento debían bajar la cabeza. Esto le ocurre también a Toni, quién con una actitud positiva ante la evolución de los eventos, alienta a su mujer para no tirar la toalla.

La pobre Juana tenía sus motivos para pensar que todo iba a seguir igual de podrido. A pesar de la ganancia en libertades, todavía ocurrían injusticias como reventar su exposición de fotos de desnudos artísticos. Este hecho también constituye un detonante en los personajes para reivindicar ese “prohibido prohibir” que defiende Merche. Y es que tiene mucha razón Juana, la represión sigue estando y no sólo por lo ocurrido ccon su exposición y el mal ambiente de la manifestación, sino que también se palpaba en conversaciones mundanas como las que mantuvieron Antonio, Miguel y Merche sobre la prohibición de los condones y del divorcio en esos años.

En definitiva, queda mucho por hacer y los Alcántara están con ganas de que el ritmo de la Democracia no pare. A ver que nos depara esta andadura política de Antonio, un poco suicida por el dineral que le supone. Lo interesante es que sabemos el resultado de quién ganará, pero a pesar de ello llegamos a compartir su intuición y sus ilusiones por el Sr. Suárez, pero ay Antoñito...vamos con todo.

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